miércoles, 24 de septiembre de 2008

Dios tendrá que esperar

El pasado 10 de septiembre arrancaba el mayor experimento de la historia de la humanidad. Después de 20 años del trabajo de unas 10.000 personas y una inversión de 4.000 millones de euros comenzaba a funcionar el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, en sus siglas inglesas Large Hadron Collider).

El LHC es un gran acelerador de partículas, mediante el cual se pretenden obtener datos sobre la naturaleza y la física de las partículas, de las cuales aún no se sabe gran cosa, dentro de lo inabarcable que resulta este campo de la física.

Este desconocimiento de lo que se podría descubrir, y lo que podría suceder al trabajar con altas energías, hasta ahora nunca producidas, ha despertado la imaginación de algunos y la histeria de otros, gracias a la denuncia que presentaron dos (pseudo)científicos que afirmaban que podría sobrevenir el fin del mundo por la creación de un agujero negro (como mínimo) en mitad de Suiza.

Personalmente, tuve conocimiento del LHC gracias a la novela Ángeles y Demonios, de Dan Brown, gracias a la cual se podrían fomentar los anhelos apocalípticos de los que ven peligro en todo lo que desconocen. Desde que leí aquel libro, me suscitó gran interés el LHC, y esperaba ansioso el momento en el que se encendiera y comenzara a aportar datos nuevos sobre la propia composición del universo.

Entre las posibilidades del LHC se encuentran las investigaciones sobre antimateria, materia oscura, materia extraña, y, sobre todo, la búsqueda del Bosón de Higgs, también llamada Partícula de Dios.

De esta última partícula se ha hablado mucho en los últimos días, ya que de momento es una partícula que únicamente existe en la teoría formulada por Peter Higgs y sus colaboradores en 1964. Se presupone que esta partícula teórica desempeña un papel fundamental en el origen de la masa. De ahí su periodístico nombre de Partícula de Dios, puesto que podría explicarse cómo era el universo instantes después del Big Bang, el propio origen del universo.

Y digo yo: si se descubriera que el Bosón de Higgs ha existido y existe como el propio origen de todas las cosas, ¿por qué no llamarle simplemente Dios? En toda la historia de la Humanidad miles de millones de personas han creído que hay "algo" que creó el Universo, y que de hecho se encuentra en todas las cosas, y es la base de toda la creación, incluso el origen de la Vida. ¿Acaso los millones de no creyentes de este mundo verán el descubrimiento del origen del Universo como una prueba de la existencia de Dios?. Sinceramente, lo dudo.



En cualquier caso, el LHC sufrió el viernes pasado una avería, por lo que los experimentos quedan parados durante unos seis meses. Los apocalípticos disfrutarán de seis meses de vida extra. Los apasionados de la ciencia seguiremos mordiéndonos las uñas hasta que se encuentren resultados.

Y el bosón seguirá escondido, por lo que Dios tendrá que esperar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me mola que hayas abierto el blog. Seguro que te voy a leer.

Una chulada!

Y si, es cierto, eres de ciencia y eres de fe. Y casi todo el mundo es dual ¿no?... ¿quien tiene tan solo un punto de vista? ¿quien no duda de si mismo y de los principios que creia tan arraigados en su mismidad?... no seré yo.

Te sigo de cerca,
Jal

Samu dijo...

uoooh!!

me sumo a lo que dice Alber... este tiene pinta de ser un blog para seguir de cerca... mooola!!

ahora estoy un poco espeso para ponerme a pensar en dualidades, pero ten por seguro que más adelante tendrás noticias mias... jeje

un abrazo!!