viernes, 7 de noviembre de 2008

Hawking de ciencia, Ratzinger de fe

Desde el sábado pasado, y hasta este martes, ha tenido lugar en el Vaticano un congreso sobre las relaciones entre la ciencia y la religión. En este congreso se ha dado el encuentro entre relevantes personajes del mundo de la ciencia y relevantes personajes del mundo de la fe.

En encuentro que más disparos ha provocado en las cámaras de aviesos periodistas ha sido el que se ha dado entre el físico Stephen Hawking y el Papa Benedicto XVI.



En este encuentro, el Papa ha afirmado que "No existe ninguna oposición entre la comprensión de la fe respecto a la creación y la evidencia de las ciencias empíricas". He de decir que no puedo estar más de acuerdo con Benedicto (y esto puede ser noticia). Desde el nacimiento de este blog he afirmado este principio. Creo, sinceramente, que no puede separarse la fe de la ciencia, y la ciencia de la fe. La ciencia y la fe son una suerte de ying y yang que, por opuestos, son indisolubles, y uno no puede existir sin la existencia del otro.

Las declaraciones de Hawking han sido ligeramente diferentes, ya que ha afirmado que "el Universo no tiene un inicio concreto, por lo que no se puede hablar de creación". Bien, por mucho que admire al señor Hawking, creo que en determinadas cuestiones no hay que ser tan categórico, y más cuando no existen pruebas tangibles de ello. Al final, ese tipo de afirmaciones no son más que una profesión de fe en toda regla.

Creo que en el mundo de la ciencia, al igual que en el mundo de la fe, hay que morderse de vez en cuando un poco los labios, pues las afirmaciones categóricas son terreno inestable, en el que corremos el riesgo de perder pie en el momento más inesperado. A lo largo de la historia, la Iglesia ha demostrado estar muy equivocada en determinadas cuestiones que en su momento afirmaban categóricamente. En la historia de la ciencia ha sucedido lo mismo.

Creo que en general deberíamos ser más moderados, y cautelosos a la hora de afirmar sin género de duda determinadas cuestiones. Es cierto que es difícil ser menos categóricos, y más en el caso de la Iglesia, pues robustos pilares deberían caer, pero hay que aprender de los errores, y en todo caso no imponer nuestra teoría como la verdad absoluta, y abrirnos a las posibilidades que se nos presentan en la existencia.

Así pues, espero que este congreso sirva para encontrar puntos de encuentro, y no de desencuentro entre el mundo de la ciencia y el mundo de la fe, y que de una vez por todas se comience a caminar de la mano, y en paralelo, y no cada uno en una dirección opuesta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya! Hasta Razt te da la razón. ¿Habrá leido tu blog?... me he quedado loco.

Si ya sabia yo que tu bicefalia era muy sana, jaja.

Un honor ser tu lector

P.Petrelli